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Correspondencia

¡Acércate! Quiero rozar tus labios con mi lengua lentamente. Quiero besarte y tocarte como no lo han hecho otras manos en tu vida, acariciarte y llevarte a la ruina, o quizá, ¿a la gloria? Necesito decirte que tengo ganas de ti, de gozar de tu cuerpo, quiero que me hagas olvidar los miedos. Quiero ceder, quiero sentirte. Quiero ser algo más que el tiempo que se caduca fuera de la habitación. Quiero acercarme a ti para luego comenzar a desnudarte. Beso tu rostro, muerdo tus orejas y deslizo mis manos por tu cuerpo, por tu piel desnuda, descendiendo hasta llegar al centro, temerosas mis manos comienzan el juego y los temblores en tu cuerpo me piden que continúe. Quiero caminar sobre tu espalda desierta, morder tus piernas y provocar una explosión para saciar la sed que me provoca la idea de unos besos atrevidos.
Te arrojo a la cama, observo que sonríes y me intimida tu mirada. ¿Te lo había dicho antes? Camino hacia ti y me coloco sobre tu cuerpo, danzamos horizontalmente, danzo sobre tu sexo, te susurro cosas al oído, palabras que después comprenderás, por ahora sólo hay espacio para la excitación que nos provoca el sabernos distantes, ajenos y callados. Puedo reflejarme en tu mirada mientras sofocamos al deseo y cansamos nuestros cuerpos con latidos intermitentes…

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Y sí, siempre vuelvo aquí cuando se me desmadra la ilusión, cuando los sentimientos andan todos locos, cuando odio, amo, río, lloro, miento madres, abrazo. Se me van los días entre tanta pinche mentira e ilusiones mal logradas. Yo debería escribir del día de su nacimiento, en el que nacieron todas las flores, el mismo día en que Dios estaba enfermo, y sin embargo estoy aquí, con las letras atrapadas en las yemas de mis dedos, con la sal marcando las mejillas, con un extraño sentimiento de coraje, decepción y tristeza. Y a pesar de todo, lo quiero en mis días, en mis pasos, en mi cama, en mi sonrisa. Lo quiero.  ______________________________________________________________________ A Mariana le ha dado por querer, por ofrecer algo más que el cuerpo, ese cuerpo que en las noches se consume en la agonía, cada verano su piel se estremece, se olvida.  Mariana y el engaño, Mariana y el sabor de la mentira en sus labios, Mariana y la poca certeza del ayer.   __________________

Ajedrez: Rosario Castellanos

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos; quizá para añadir otro interés a los muchos que ya nos obligaban decidimos jugar juegos de inteligencia. Pusimos un tablero enfrente de nosotros: equitativo en piezas, en valores, en posibilidad de movimientos. Aprendimos las reglas, les juramos respeto y empezó la partida. Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando encarnizadamente cómo dar el zarpazo último que aniquile de modo inapelable y, para siempre, al otro. Subo este poema de Castellanos, porque me trae recuerdos, porque me traslada al juego que comenzamos, ese juego que ninguno de los dos quiere perder. ¿Quién hará el próximo movimiento?

No me pregunten cómo pasa el tiempo

Llueve mientras comienzo a escribir, estoy en la casa paterna-materna, lugar en el que comenzó todo. Hace algunos años comencé de terca con las Letras. Este camino ha sido largo, muuuuuy largo dirán algunos, ahora ya no me importa lo que opinen (creo). Estuve en  Guanajuato, en la linda y querida Valenciana, conocí personas extraordinarias, viví, sentí y creí en la vida. Hice amigos a quienes muchas veces, y sin que ellos lo supieran, los llamé mis hermanos, pero bueno de Guanajuato ya hablé en   uno siempre vuelve a los viejos sitios... Después, por azares del destino, o por la bendita zonzez que me caracteriza, dije adiós a la ciudad de cantera y llegué a la ciudad del caos, al odiado y querido Distrito Federal. Nunca me han gustado los cambios, cuando entré a la UAM-I parte de mí seguía en Guanas, me reclamé los errores, lloré como Magdalena, estaba enojada, pero, las sorpresas llegaron, creo que de alguna manera las cosas siempre vuelven a su cauce, siempre. Aquí también tengo am